De Peñaflor, pequeña población sevillana situada en las inmediaciones de la desembocadura del Genil en el Guadalquivir, procede una notable inscripción que nos habla de un agricultor romano que en su vida había sido amante de la caza y de la pesca. En ella se cita a la ciudad de Celti, que no es sino el nombre antiguo de lo que hoy es Peñaflor. Fue escrita en brillantes versos y se ha fechado en el siglo I de nuestra era. Veamos su contenido:

A los dioses Manes. Aquí yace Quintius Marius Optatus, natural de Celti y de edad de veinte años. ¡Ay dolor! ¡Oh tú, caminante, que pasas por la acera de este camino!, entérate de quién fue el joven cuyos restos mortales se guardan dentro de esta tumba. Apiádate de él y ofrécele tu saludo. Era diestro en lanzar el arpón y el anzuelo al río, donde cogía abundante pesca; sabía como cazador hundir su jabalina en el corazón de bravías fieras; sabía también aprisionar a las aves con varetas armadas en liga. Además cuidaba del cultivo de los bosques sagrados, y a ti, ¡oh Diana!, en Delphos nacida, casta, virgen y triforme luna, erigió un santuario tutelar de la umbría floresta cumpliendo lealmente el voto hecho. En el gran predio de su heredad dio feliz impulso a las labores agrícolas, requiriendo que por ellas se juntasen los dilatados valles a los declives pintorescos y las cumbres ásperas de la sierra, ya rompiendo tierras eriales con el arado, ya encerrando y abrigando cuidadosamente preparados los tiernos sarmientos de la vid”.

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