Constituyen un monumento arqueológico de primer interés en Andalucía, a pesar de que son, desgraciadamente, muy poco conocidos y valorados. Se alzan en las inmediaciones de la Iglesia Parroquial, en un promontorio de piedra caliza cuyas alturas están coronadas por los lienzos de tapial del castillo musulmán. Todas las tumbas están situadas en el lado derecho de la actual Calle Cuevas, subiendo desde la iglesia, en lo que antiguamente fue una necrópolis situada más allá de las murallas de Celti, de la que también estaba separada por las aguas del arroyo Moreras.

El conjunto está integrado por un total de diez cuevas, de las que ocho fueron construidas por el hombre y las otras dos son naturales. En tiempos romanos las cuevas se utilizaron como tumbas y en ellas encontramos algunas que responden a los ritos propios de la incineración, como es el caso de las dos cuevas de Zalamea; en tanto que otras habrían sido de inhumación, con arcosolios, como la cueva Robledo Blanco, y otras, finalmente, habrían tenido una utilización mixta, ya que presentan tanto lóculis como arcosolios (lo que sucede en la cueva de la Mochuela).

No podemos sino llamar la atención sobre el hecho de que este conjunto de hipogeos romanos constituye un claro ejemplo de lo que podríamos denominar “Arqueología viva”, ya que las cuevas están integradas como anexos de las viviendas alzadas a su lado, y la mayor parte de ellas siguen estando habitadas en la actualidad, siendo utilizadas usualmente como trasteros. La persona que acuda a Peñaflor para visitar este notable conjunto de hipogeos romanos contrastará la amabilidad de los propietarios de las viviendas que se han levantado desde tiempos muy antiguos junto a ellas.

La visita a los hipogeos romanos de Celti nos invita a reflexionar sobre las creencias acerca de la muerte en el mundo antiguo. Las cuevas, que se adentran en la tierra, evocan el mundo simbólico del Reino de los Muertos que los romanos situaban en el inframundo existente bajo nuestros pies. Monumentos como estos hipogeos, tan bien conservados como poco conocidos, permiten sugerentes reflexiones acerca del simbolismo del mundo infernal en los tiempos clásicos.

Deja una respuesta