El flamenco es un estilo de música que se nutre de una inmensa cantidad de orígenes. Ritmos de oriente y occidente se vinieron a mezclar en Andalucía para amalgamarse, a lo largo de los siglos, en un tipo de variedad musical que ha conseguido su consagración, si acaso no la tenía ya, con la catalogación, por parte de la UNESCO, como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. En el flamenco se une el cante el toque y el baile, en ocasiones todo en uno. La gama de instrumentos es muy amplia, el violín, la caja, el piano, pero la guitarra es la reina del flamenco en su vertiente instrumental. La variedad de ritmos o “palos” es inmensa, tenemos las segurillas, los fandangos, las peteneras, los tanguillos, las soleás, bulerías, martinete, rumba, y así un larguísimo etcétera, que da buena cuenta de la grandísima riqueza que representa este arte para la el acervo musical de Andalucía y del mando entero. El baile se encuentra muy unido al tipo de palo que se toque y su manera de bailarlo, a pesar de las similitudes, varia considerablemente entre unas y otras formas. El flamenco ha tenido una evolución y expansión por infinidad de ámbitos rítmicos y musicales, convirtiéndose en una expresión artística que se ha enriquecido y ha enriquecido el panorama musical mundial, sin tener ningún tipo de complejo al equipararse a formas artísticas musicales, hoy consideradas cultas, como el Jazz. En el flamenco se unen gran parte de las esencias del pueblo andaluz, y por ende, de los sevillanos de Gran Vega. En la comarca existe algo de afición por el arte flamenco y la presunción de que una de sus grandes figuras, “la Niña de los Peines”, puede que naciera en Alcolea del Río. El que si nació en Brenes es el guitarrista Manolo Brenes.