En el libro de D.Salvador Naranjo, titulado “Tocina en la literatura española”, vemos en dicho libro en Tratado I, una de las aventuras ocurridas en la Novela picaresca “Aventuras del bachiller Trapaza”, escrita en 1637 por Alonso de Castillo Solorzano,que nació en Tordecilla (Valladolid) en 1584, y murió en Madrid, en 1648. El capitulo décimo lo dedica íntegramente a Tocina.-
Dejamos para más adelante la historia curiosa ocurrida a la Monja Alférez con el alcalde de Tocina y nos dedicaremos a contarles lo relacionado con la barca, de la cual ya se habla en “Estudios locales. Nº 2. Tocina”, en el que se dice: “En 1385, el Concejo de Tocina establece una concordia con el de Alcolea y el Cabildo de Sevilla para el uso de la barca que pasa el río en el término de Tocina” . La barca existió hasta 1965 y está hundida en la orilla del río, cerca de donde estuvo emplazada; al final del Camino de la Barca. Esta barca se pudo ver en el año 1995, con motivo de la gran sequía.- Su último propietario fue Miguel Montero Montero, nacido en Alcolea del Río, el 14-02-1914, y murió en Tocina el 08-04-1996. Su padre, Pedro Montero Delgado (1883-1968) fue el último barquero que vivió toda su vida de la barca. Pedro era hermano de Pablo, también barquero de Alcolea. Pedro Montero, hizo una choza junto al río, mientras encontraba alojamiento en el pueblo. Compro una barca de segunda mano en Lora del Río, que la trajeron río abajo, instalándola a medio kilómetro del desagüe de El Palito. Esta barca, como era vieja duró poco, pero como era de gran interés para el traslado de los mineros que trabajaban en Villanueva del Río y Minas, esta compañía e Isaías Vázquez, le dieron material para la construcción de una nueva y mas grande. Esta barca nueva la hizo el propio Pedro, ya que conocía el oficio de carpintero. Su nieto Manuel, cuenta en sus vivencias, como en el verano iban a bañarse con los amigos al río. Como era un gran nadador, le recuerda al autor del libro, Salvador Naranjo, que tuvo que socorrer a varias personas que se estaban ahogando, y colaboró en la recuperación de ahogados. Se solía bucear para beber agua fresca y su abuelo Pedro le enseñaba que el agua del río, metida en cántaro o botija, en un día perdía el sabor a cieno. Cuenta las dificultades que tenían al pasar los rebaños de ganado, sobre todo las ovejas, ya que se tenían que poner los pastores a un lado y otro de la barca, para evitar que las ovejas se metieran en el río y le siguieran las otras y se ahogaran si no se les sacaba pronto, con mucho trabajo y dificultad .
En los tiempos pasados, solía haber muchas riadas, ya que solía llover bastante y no había tantos pantanos que regularan el cauce del río. Cuando ocurría esto, se soltaba la barca y se ponía en un reverso (término que se utilizaba para definir la corriente que se generaba en sentido contrario a la normal del río, junto a la orilla). Si la crecida tapaba la maroma, se soltaba la misma para evitar que los troncos que se enganchaban en ella y la fuerza del río la partieran.
Las inundaciones del año 1963 pudieron ser las causantes de la supresión del servicio de la barca.
Miguel Montero tras dejar la barca se dedicó a suministro de arena para las obras, con recua de borricos y un barco con motor que traía la arena de El Parroso. Le ayudaban sus hijos, Miguel y Manuel, el negocio prosperó y se fue repartiendo entre los familiares.